Piel grasa

La piel grasa se caracteriza por una apariencia oleosa y brillante, por una textura áspera y por presentar puntos negros. Es propensa a la aparición de espinillas y granitos, a tener los poros dilatados y a la formación de protuberancias (zonas de inflamación). En este tipo de pieles, es frecuente la aparición de enrojecimiento y el aumento de la sensibilidad.

La piel grasa es consecuencia de las horas extra que realizan las glándulas sebáceas. Su hiperactividad se traduce en una mayor cantidad de sebo que bloquea los poros y nutre a las bacterias que viven en tu piel, promoviendo la aparición de brotes acnéicos . El sebo es ideal para protegernos frente a factores externos y evitar la pérdida de agua (y, con ello, prevenir el envejecimiento prematuro), pero cuando se produce en exceso la piel se vuelve grasa y brillante.

Como ocurre con los excesos, lo importante es encontrar el equilibrio. Para ello, el tratamiento indicado para este tipo de pieles es aquél que regula la actividad de las glándulas sebáceas, absorbe el exceso de grasa y promueve la regeneración celular, deshaciéndose de las células muertas que no dejan respirar a tu piel. Con ello, conseguiremos prevenir la inflamación, reducir los poros dilatados y curar la piel. Es indispensable escoger productos que respeten el equilibro natural de la dermis, sin agredirla ni dañarla.

Los indispensables para la piel grasa:

Si tienes la piel grasa y quieres encontrar una rutina que marque la diferencia, te invito a que leas los consejos que te indico a continuación.

cramm-logo-white